EL TIEMPO NO CURA LAS HERIDAS

Tal vez creciste creyendo que el tiempo cura todo, que debes sentarte a esperar a que sanen las cicatrices de las heridas del pasado, que el tiempo es el mejor amigo y que lo que no te mata sin duda te hace más fuerte. 

Es cierto, las heridas te hacen fuertes, son batallas de guerra que te muestran lo que has sufrido pero también lo que has vivido, son nuestra bandera blanca en medio de la guerra que producen nuestros pensamientos, son la muestra palpable que has estado en lo más hondo, pero una vez tocas fondo lo único que queda es flotar. 

El problema está es que te vuelves como una cebolla, con capa tras capa, que vas cubriendo con polvo y recuerdos y te vas encontrando, vas haciendo un caparazón para protegerse del dolor, del fracaso y prometerte a ti mismo que no vas a ser herido nunca más por lo que sea que haya pasado.

Pero es la vulnerabilidad tu más preciado don, porque es cuando te ves vulnerable que puedes entender tu dolor, puedes ir a lo más profundo de tu herida y empezar allí poco a poco, con mucho cuidado a empezar a sanar al fin y al cabo estás herido pero no roto. 

Las heridas hay que abrazarlas, darles amor, cuidado, sentirse orgullosos de ellas y entender que hacen parte de tu historia y que sin ellas no habrías recorrido el camino que recorriste, no serías quien eres hoy y que por muy duro que parezca son las lecciones que traen consigo su mayor tesoro. 

Lo que en realidad sana las heridas es lo que haces con el tiempo, es cuando escoges tomar responsabilidad sobre tus emociones y decides tomar riesgos, enfrentar el dolor, por mucho dolor que cause, cuando empiezas a cuidar tus cicatrices  a entender el para qué paso lo que pasó, cuando dejas de buscar explicaciones, porque talvez las respuestas no lleguen porque estas haciendo las preguntas equivocadas, cuando dejas de intentar cambiar el pasado una y otra vez y empiezas a construir un futuro que deseas, cuando dejas ir el pasado y con él el sufrimiento que esto causa, cuando dejas de ser su verdugo y te empiezas a volver el protagonista de tu propia historia; Allí, solo allí puedes extender tus alas y entender que eres libre.

              

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