EL AMOR ES UNA COSTUMBRE MUY FEA

Me he acostumbrado a perder

el cabello, el vino que beben mis amigos,

las hojas de los árboles, los versos sin sentido.

Me he acostumbrado a perder

loterías, préstamos bancarios,

mi guitarra en la peña,

el cuerpo y el alma

de una actriz de cine

que me hizo llorar deseos.

Me he acostumbrado a perder

algunas materias y la materia misma,

la libertad, la guerra,

mi niñez latente,

el futuro de un libro

frustrado por los premios literarios

en cuyos fallos he sentido

suicidarse más de una metáfora.

Algún día perderé mi muerte,

único bien eterno que poseo.

¿Por qué entonces duele perderte a ti,

si estás hecha de silencio y materia vana,

igual que yo?

José Blas

Quise comenzar este escrito con un poema que leí cuando tenía como 12 años, me impactó tanto que aun lo recuerdo.  

Para hablar de amor primero debemos hablar de apego. Pero qué es el apego? Es la relación más cercana, profunda e importante que establecemos los seres humanos. Es estable, consistente y permanente en el tiempo y durante  la mayor parte de la vida de una persona.

El apego inicia con nuestros padres quienes nos dan las bases para construir un apego seguro o inseguro con nuestra pareja. 

Más adelante, cuando compartimos nuestra vida con otro, el apego se crea en el día a día, en el café de la mañana juntos de la forma y la cantidad que le gusta, en los pies rozando bajo las sábanas en las noches, en las interminables horas en el teléfono, en las risas, los atardeceres, en las visitas familiares los domingos, en la lasaña de los miércoles, en el contacto de teléfono que das en caso de emergencia cuando te lo preguntan los formularios, en comprar el pan que le gusta, en darle el último bocado de tu comida favorita.

Es en el día a día que se construyen las relaciones, por esto cuando estas acaban, una de las cosas más difíciles de hacer es cambiar la rutina, encontrar nuevos planes, repartir los amigos que compartían y encontrar nuevas personas que intenten llenar el hueco que pertenecía a otro. Porque los seres humanos tenemos una tendencia a llenar, no nos gustan los espacios vacíos, el silencio, tendemos a llenar con lo que sea el nuevo espacio que se encuentra allí. Llenamos con adicciones, con relaciones, con compulsiones, para no enfrentarnos con nuestra realidad. 

Pero el amor se vuelve costumbre cuando depositamos en el otro la responsabilidad de amarnos, cuidarnos y hacernos felices. Cuando creemos que estamos incompletos y que hay alguien esperando completarnos. Cuando construimos relaciones basadas en el miedo (miedo a que no puedo vivir sin el, miedo a que no voy a lograrlo solo, miedo a que no se como solucionar mis problemas, miedo a salir al mundo y enfrentarme con mis demonios internos, miedo a que nadie me quiera, miedo a fracasar, miedo al qué dirán). 

O cuantas relaciones no conocemos de personas que no son felices juntas pero no saben cómo estar separadas? De personas que se hacen daño, relaciones tóxicas que creen que este es el único camino que existe? Parejas que no saben como hacer una vida sin el otro porque tienen un apego tan grande que creen que su mundo termina allí.  Porque llega un momento de la vida en que uno tiene que entender que el amor no es suficiente para estar en una relación de pareja, el amor no puede con todo y contra todo, el amor puede ayudar los 2 primeros años que es el tiempo que dura el enamoramiento. Pero precisamente por esto se llama enamoramien-to, porque es durante este tiempo que mostramos lo mejor de nosotros para que el otro se enamore, porque ocultamos nuestros defectos, lo que no nos gusta con tal de permanecer en este relación: pero al igual que los pavos reales, no podemos mantener el plumaje por mucho tiempo y al final las cosas caen por su peso y cada quien termina mostrando quien realmente es. 

Criticamos en el otro todo lo que no nos gusta de nosotros, atraemos lo que somos. No existen parejas que vibren a niveles diferentes. Hay muchas parejas que uno se cree más que el otro, porque uno es más espiritual o más deportista o más organizado, pero la realidad es que si estás en esta relación de pareja es porque tú vibras igual y porque ves en el otro un espejo de lo que hay en ti. Como dicen por allí, cada roto tiene su desconocido. 

Construimos relaciones desde la carencia, desde lo que nos falta, desde lo que el otro puede completar, desde lo que no tenemos y por eso existen tantas relaciones fundamentadas en el apego, en lo que el otro puede darme, en como puedo depositar en otra persona todo lo que yo no puedo hacer por mi mismo. 

Las relaciones de dependencia se enfocan en complacer a otros y dejar a un lado las propias, son personas que buscan llenar los vacíos con otros, porque no saben como encontrarse consigo mismos, no saben estar solos. Su estado de ánimo depende de que su pareja esté a su lado. Se visten, piensan y hacen lo que a su pareja les gusta y se camuflan en el otro para no tener que lidiar consigo mismos.  Todos tenemos amigos cercanos que buscan siempre compañía o no saben tener un hobbie o si pasan mucho tiempo solos, no encuentran qué hacer. Son personas que buscan de manera inconsciente lo que les faltó en la infancia. Tienen desconfianza, miedo al abandono y a la soledad y tapan su malestar a través de la relación con los otros.

Se nos olvida que las relaciones deberían estar basadas en el amor, en donde personas felices, que deciden unir su vida para ser felices juntos, en dos personas que han trabajado sus traumas, dolores y ausencias cada uno a su modo y encuentran en el otro no con quien compartir su pasado y que les ayuden a sanarlos, no ha alguien intentando rehabilitar,  sino alguien con quien compartir la vida y a quien aceptar tal y como es. 

Porque amar a otro implica la renuncia absoluta de querer que cambie para que haga lo que yo quiero. Creemos que amar quiere decir que el otro renuncia a  lo que ama para hacerme feliz, pero no hay nada más alejado de esto. Amar implica libertad y valentía para aceptar el mundo tal y como es. 

Y es allí en donde uno empieza a entender que si bien el café de la mañana, los viajes, la rutina, los momentos juntos, los amigos, ya no están, hay algo más importante y valioso que esto y es encontrar a alguien que nos ame tal y como somos sin querer cambiarnos o mejorarnos, porque allí afuera hay alguien buscando exactamente lo que tu tienes para ofrecer. 

              

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